Sinopsis:
En Reload nos dejamos a Neo en coma tras el ataque de ciertos calamares bastante burros intentando acabar con la tripulación de la Nebicanesem. Pues bien, Neo no solo no parece estar en coma si no que sus constantes son las de un conectado. Sin embargo, si no se le encuentra en Matrix y no está enchufado a la máquina, ni en coma en el mundo real, ¿dónde puñetas se ha metido este hombre? Trinity y Morpheo, ayudados por el Ángel acuden al antro donde el francés, Merovingio, tiene un programa informático, el Ferroviario, encargado de transportar aquellas personas atrapadas entre el Mundo Real y Matrix. Una vez “persuadido” Merovingio y rescatado Neo, hay que volver a Zion ya que el peligro acecha en el Mundo Real: las máquinas se preparan para el ataque final definitivo ya que el Elegido no escogió la puerta que, en teoría era la predestinada para él, la que debía salvar unos pocos hombres y matar al resto para empezar de 0. Una vez en la nave, se reencuentran con Níobe y su tripulación. Esta cede su nave a Neo y a Trinity para que viaje, no saben muy bien como, hasta el centro mismo del Mundo Real, a la ciudad de las Máquinas, a no se sabe muy bien que. Lo único seguro es que deben ir allí, pero deben ir solos. O quizá no. Quizá un polizón especial haya colonizado su nave, un polizón que, con desdén, arrastrando las palabras, sepa decir como nadie la cantinela de: “Sr. Anderson, volvemos a encontrarnos, ¿me reconoce?”. Mientras, en Zion, la gran batalla ha comenzado y cada vez es más difícil detenerla. Las perforadoras avanzan hacia el centro de la ciudad sin que la infantería logre detenerla. Los centinelas machacan literalmente las defensas del muelle... Las fuerzas humanas desfallecen...
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